Nos han llevado en bus a la estación de tren, y de ahí teníamos un viaje de cuarenta minutos hasta Edimburgo. Nada más llegar ya empezamos a respirar la historia que emana de esta ciudad. Desde la estación, que se parecía a la estación de Kingcross de Harry Potter; hasta la subida por la Royal Mile hasta el impresionante castillo de Edimburgo, todo parecía de una ciudad medieval. Durante la visita nos enteramos de que el castillo tiene casi mil años, que durante 18 meses perteneció a los ingleses, y que es un lugar emblemático para todos los escoceses. En fin, nos ha encantado.
Después de comer nos hemos ido de compras, con cuidado de que no se nos hiciese tarde. Porque como hoy es domingo sólo teníamos dos trenes. Uno a las cinco y otro a las siete. Así que si perdíamos el de las cinco nos íbamos a perder la cena.
¡¡Mañana nos toca jornada de puertas abiertas con la gente del cole de aquí y nos apetece mucho!!
